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Lágrimas de una reina invernal

Bilbergia nutans H. WENDL. ex REGEL



Hace más de un lustro que una amiga nos regaló un ejemplar de esta preciosa bromelia y, desde entonces, la hemos reproducido, siempre por división de mata, en macetitas y kokedamas. Como epifita que es, no precisa de mucho sustrato y nutrientes para medrar y florecer. Al parecer, mientras disponga de la humedad ambiental suficiente, también puede vegetar de forma natural en paredes rocosas, pero todavía no hemos experimentado con ella en este sentido. J, aunque con éxito desigual (como jardinero es a veces un tanto impulsivo) sí que se ha empeñado en emplazarla, mediante la ayuda de cuerdas y malla de coco, en las hendiduras de viejos troncos y gruesas ramas de corteza agrietada, pero hasta el momento hemos observado floraciones más esplendorosas y duraderas en interiores luminosos, en los que la planta disponga de una temperatura más cálida y constante. A pesar de que el ambiente de las casas resulte evidentemente más seco, se trata de una planta de escaso consumo hídrico. Basta con verter ocasionalmente, sin seguir periodicidad alguna, pequeñas cantidades de agua no calcárea en la especie de vasito que se forma en el nacimiento de sus hojas coriáceas y lustrosas. En verano puede estar bien mojar el sustrato ligeramente, pero en invierno es preferible tenerla en el olvido hasta que empiecen a asomar, como raros órganos sexuales al principio, las brácteas rosadas que más tarde se abrirán y harán brotar sugerentes lágrimas multicolores.



Midori


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